jueves, 6 de febrero de 2014

Tejas



Os dejo otra receta que también es sencilla, y que no tiene nada que ver con las que compras por ahí, comparadas con lo ricas que quedan hechas en casa a nuestro gusto. Que me gusta más con sabor a naranja, pues le echo más naranja, que me gusta más el limón, pues más limón, que la almendra la prefiero en trocitos en vez de en láminas, pues la echo como me apetezca… Es lo que tiene hacerla uno mismo.

Esta receta es de mi marido y solidariamente me la ha dado para que la publique en el blog, y mira que le ha costado, que la última vez que hicimos las tejas fue para su cumple en noviembre y hasta ahora no me la ha dado (su tesooooro)…. Y yo he insistido y además, cuando soy pesada….puedo ser muy pesada… Pero bueno, lo importante es que ya es mía la receta y por consiguiente, de todos vosotros.

Ingredientes
  • 140 gr almendras crudas (yo la uso en trocitos, que me gusta más que en láminas para manejar la masa)
  • 30 gr mantequilla punto pomada
  • 4 claras huevo M
  • 30 gr harina
  • 170 gr azúcar
  • Pizca de sal
  • Ralladura de 1/2 limón
  • Ralladura de 1 naranja

Nos ponemos manos a la masa

En un bol mezclar bien, por este orden, la harina, el azúcar, las almendras y una pizca de sal.



Añadir luego la mantequilla y las claras sin batir. La mantequilla es muy importante que esté en punto pomada, ya que sino quedarán grumos de mantequilla. Así que si te despistaste y está dura la mantequilla ponla un pelín en el microondas para que esté blandita, pero que no quede líquida. Si los huevos eran más grandes, a lo mejor tienes que echar un poco más de harina.







Rallar la piel del limón y de la naranja, hasta que lleguéis al blanco, pero no más, ya que si echáis de la parte blanca os dará sabor amargo. 


Mezclar bien hasta que quede una pasta viscosa y homogénea y dejar reposar varias horas (mínimo 3h) en la nevera tapando el bol con un film transparente. Yo la suelo dejar hasta el día siguiente, pero no más de 2-3 días, que lleva huevo crudo.



El día que ya las hacemos, en una bandeja de horno ponemos papel de horno y hacemos montoncitos pequeños (la cantidad de media cuchara sopera) y bastante separados (ojo que se extienden mucho al calentarse), por ejemplo, 3 filas y 4 columnas para una bandeja de horno normal. Extendemos la masa con golpecitos con el lado de la cucharita de manera que queden de forma ovalada. El objetivo de hacerlo a golpecitos con la cuchara es que no nos llevemos toda la consistencia de la masa a un lado, sino que quede repartida por toda la teja.



Precalentamos el horno a 160 grados.

Suelen bastar unos pocos minutos (7-8 min), depende del grueso, hasta que queden bien doradas. Entre una hornada y la siguiente, meter el resto de la masa en la nevera, para que mantenga el frio.
Os daréis cuenta de que con el calor, la masa del bol se queda más líquida, por eso mejor tenerla cuanto mejor fría todo el rato que se pueda para poder manejarla mejor cuando toca hacer los montoncitos.

Al sacarlas del horno, colocarlas enseguida aún calientes sobre un rodillo forrado con papel de plata o sobre una botella para que cojan su forma curvada, ayudando un poco con las manos a que tomen esa forma (ojo con no quemarse los dedos). Esta operación habrá que hacerla deprisa porque la masa sólo se puede modelar cuando aún está caliente, y al enfriarse se queda dura y crujiente. 


Luego dejar enfriar del todo sobre una rejilla o en una cesta de mimbre, para que "respiren" y no se reblandezcan.

Para almacenarlas se puede hacer en cajas de lata o en las misma cesta de mimbre.