Este post de hoy es especial, ya que el descubrimiento de las galletas decoradas me gustó mucho y gracias a ellas hice un montón de decoraciones con distintas técnicas, también empecé a decorar cupcakes, tartas, cake pops etc… Esto es un mundo!!!

Hablo de Lola, que tiene un blog que con sólo verlo engordas varios kilitos y empiezas a salivar, os recomiendo que le echéis un vistazo es Encandyla (http://encandyla.blogspot.com.es/)
Ya veréis, ya es otro nivel, es toda una profesional!!!
La receta que os voy a poner es la suya y es tal cual, ya que para mi es perfecta, yo la he hecho un montón de veces y no le he cambiado nada! La verdad es que salen un montón de galletas, pero no se puede hacer la mitad ni nada de eso, ya que usa sólo un huevo y como que es difícil usar medio huevo. Pero la masa se puede congelar y usar la mitad un día y la otra mitad otro día.
Ingredientes (os dejo la receta original explicada por Lola)
- 250 gr de mantequilla sin sal a temperatura ambiente, o como se dice a punto pomada.
- 250 gr de azúcar normal o de azúcar glas.
- 1 huevo tamaño L
- Esencia de Vainilla
- 1 chorrito de leche
- 450 gr de harina de trigo
Nos ponemos manos a la masa:
Primero tamizamos la harina, yo como no tengo un tamizador, lo que hago es pasarla por el colador para así quitar los grumitos que tiene y se quede suelta. Reservamos para incorporar después a la masa que hagamos.
Para esta receta si que es mejor usar una batidora de varillas que hacerlo a mano, vale una cualquiera no tiene que ser ninguna de esas que cuestan un montón. Mezclamos a velocidad media en la batidora de varillas la mantequilla y el azúcar hasta que se mezclen bien y quede como una pasta.
Añadimos el huevo y lo batimos todo durante 1 minuto y a continuación le echamos la esencia de Vainilla.
¿Cuánto hay que echar? Eso depende de lo concentrada que sea la esencia, y eso casi lo puedes saber por el tamaño del bote, si es pequeño echar unas gotas y si es grande echar un chorrito.
Una vez que esté todo perfectamente integrado vamos añadiendo la harina poco a poco hasta que esté integrada, si veis se forman bolitas, echarle un chorrito de leche y ayudará a que se mezcle todo bien. No echamos toda la harina, reservamos un poco.
Una vez mezclado todo, limpiamos bien la encimera, echamos la harina que habíamos reservado y amasamos bien la masa hasta que se integra del todo la harina y se queda una masa homogénea que no se pega en las manos, si veis que se os pega, echar un poco más de harina y volver a amasar, pero sin abusar. Se nos queda una masa muy blandita, por lo que necesitamos enfriarla y que coja cuerpo al enfriarse la mantequilla. Envolvemos en papel de plástico la masa en forma de ladrillo y la metemos en la nevera. Lo ideal es esperar hasta el día siguiente para hacer las galletas, pero si tenéis prisa, con 2 horas de nevera os podría valer.
Cuando la masa ya esté fría y haya endurecido en vez de sacarla toda de golpe y empezar a trabajarla y que se quede blanda otra vez, cortamos un trozo de masa y la extendemos con un rodillo, no tiene que quedar muy fina, yo tengo un rodillo que te tiene unos topes y las hago de 6 milímetros. Es importante que tengan todas en mismo grosor, ya que sino unas se harán más que otras en el en el horno. Una vez que se os quede blanda la masa, guardar esos recortes en la nevera o congelador y seguir con un trozo nuevo recién sacado de la nevera y cuando acabemos con toda la que tenemos envuelta, volvemos a usar los recortes que habíamos puesto a enfriar otra vez.
Una vez extendida la masa, con un cortapastas o cortador de galletas vamos cortando la masa con su forma y las ponemos sobre una bandeja o tabla de cortar con papel de horno o con una lámina de silicona, que luego ya meteremos así directamente al horno. Lo bonito de estas galletas es que se queden con la forma que las hemos cortado, por lo que si las metemos ahora en el horno, como la masa ya no está muy fría, no quedará la forma perfecta, por lo que con la bandeja o la tabla las metemos o media hora en la nevera o 5-10 minutos en el congelador para que se endurezcan de nuevo.
Precalentamos el horno a 170 grados y cuando esté ya podemos ponernos a hornear galletas. Ponemos las galletas con el papel de horno sobre la bandeja del horno, nunca sobre la rejilla u os quedarán galletas onduladas, que está bien para las patatas, pero no para galletas :) La rejilla tiene otro cometido, es en donde luego enfriaremos las galletas. El tiempo varía según el tamaño de la galleta y su grosor, yo las suelo dejar unos 13 minutos las pequeñas y unos 17 minutos las grandes, pero a partir del minuto 10, ya estoy pegada al horno para ver cuánto tiempo hay que dejarlas para la siguiente hornada, ya que con toda la masa da para unas cuantas.
Una vez que veis que los bordes de las galletas empiezan a cambiar de color a marroncito claro, ya están y hay que sacarlas. Las dejamos sobre la bandeja unos minutillos, hasta que enfrían un poco y se endurecen, ya que si las tocamos en ese momento nos quemamos y además se rompen las galletas ya que están muy blanditas. Ahora las ponemos directamente sobre la bandeja y las dejamos enfriar y metemos otra hornada y así hasta que hagamos todas.
Ahora o se pueden comer así, que están buenísimas o se pueden decorar con glasa o con fondant, que ya veremos en otro post como se hace!! Esto hacen simplemente que sean más bonitas, pero el sabor es el de la galleta. Siempre hay una buena excusa para hacer galletas, ya sean de navidad, de pascua, por un cumple, una boda, un bautizo, una comunión,… O porque están muy ricas y no encuentro ahora una excusa para hacerlas.
Algunos apuntes o trucos:
Distintos sabores
Lo clásico y está buenísimo, es echar esencia de vainilla, pero siempre podéis innovar con otra esencia. Hay esencia de todo!! Por ejemplo con aroma de violetas, que sabe a los caramelos de violetas, está buenísimas. No consiste en echar mucho y que la galleta tenga un fuerte sabor a esencia, sino que tiene un ligero sabor a la esencia que hace que le de un toque especial y personal, cada uno el suyo.
Color de las galletas
También podemos teñir la masa de colores, con colorante en gel, y dar un toquesorprendente y original a las galletas.
Congelar la masa
Si veis que no vais a usar toda la masa que sale, podéis dividirla en 2 partes y una congelarla, ya que como lleva huevo crudo no es recomendable tenerla mucho tiempo la masa cruda. O si haces hoy la masa y no la vas a usar hasta pasados unos días, la congeláis, para evitar riesgos innecesarios. El día que la vayáis a utilizar, la sacáis unas horas antes del congelador y la metéis en la nevera y ya podéis usarla.
Grosor de la galleta
Si no tenéis rodillo con niveles, siempre se pueden usar trucos caseros. Antes de tener este rodillo, yo ponía 2 cucharas de palo, la masa en el centro y pasaba el rodillo por encima de las cucharas y así la masa quedaba con el grosor de estas. Es importante que tengan todas en mismo grosor, ya que sino unas se harán más que otras en el en el horno.
Cortadores
Cortadores, hay millones, más grandes más pequeños, con millones de formas. Hay algunos que te marcan sólo el contorno y otros que también hacen marcas sobre la superficie de la galleta y ya queda bonita sólo con hornearla. Hoy en día se encuentran en muchos sitios, en las tiendas especializadas en repostería hay un montón de modelos distintos y si no tenéis cerca de casa una, también venden online, pero como os digo ya se ven en muchos sitios, hasta en los chinos.
Una vez están hechas las galletas, no todas nos caben sobre la rejilla, por lo que yo según voy sacando del horno, voy poniendo las más frías sobre una cestita de mimbre, que como tiene agujeritos siguen enfriándose. Si las ponemos sobre una superficie que apoye toda la galleta sobre ella, no se terminan de enfriar bien y quedan un poco húmedas y blandas.
Conservar las galletas
Una vez ya frías las galletas, lo mejor para conservarlas es en una caja de lata, de las de toda la vida. Así te pueden durar más de 1 mes.
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